martes, 31 de enero de 2012

La indigente. En cualquier lugar, de cualquier parte.....



En un viejo y sucio callejón, acostada en un viejo colchón, con un brick de vino barato en la mano, se haya una indigente. Para aquellos que cruzan el lugar, esa mujer sucia, ebria y solitaria, no tiene nombre. Para unos simplemente es la borracha y para otros la mendiga. Su nombre es Clara.


Su mente, trastocada por la bebida y otras substancias, no logra dilucidar muy claramente el como ha acabado de esa manera, en ese lugar, aunque en los momentos más sobrios, logra evocar parte de su vida.


Recuerda perfecta mente que fue el ojito derecho de su padre, consentida y malcriada, siempre logró salirse con la suya. No hubo nada a lo que su padre le diera un No por respuesta. Ni ha soportado de nadie, un No por réplica. A ella nadie la deja plantada, nadie la abandona, de ninguna manera lo consiente. Solo ella es quien decide, solo es ella quien lo hace. Solo ella es quien veja.


Poseedora desde muy niña de un ego indudablemente tumultuoso, no ha cobijado nunca  interés serio ni intenso, por nada ni por nadie. Ni tan siquiera por ella misma. Su maligna y perversa cabeza, solo disfrutaba desnudando uno a uno los deseos de aquellos, que tenían la mala suerte de toparse con ella.


Sin finalizar sus estudios, se encapricho de un buen hombre y se casó con el. No por ello  Clara, dejó de insinuarse y  flirtear  con quien o quienes, en cualquier momento se le antojase. No es que fuera bonita, pero para los maduritos hambrientos ante los cuales se exhibía, estaba más que potable, dejándose seducir, babeando por sus gratuitos encantos.


Pasados varios años, cansado, engañado y dolido, por el egoísmo y los caprichos de Clara, Su marido un día la abandonó.


Clara siguió disfrutando dando tumbos, pasando continuamente de unos brazos a otros, como mariposa de flor en flor. Incluso mantuvo varias relaciones al mismo tiempo. Hasta que un día todo eso se terminó. La belleza exterior se marchitó y de la interior siempre careció.


En los círculos sociales donde se movía..... ya la conocían de sobras. Poco a poco, todos fueron dejándola atrás. Quizás.... todavía haya quien por lástima, le tienda una mano de vez en cuando.


Los excesos habituales con la bebida y las drogas, en lugar de hacerle olvidar,  le han hecho perder todo lo que tenía.... las pocas amistades, sus propiedades, su ego y lo que es peor.... la dignidad.


Así ha terminado Clara, sola en un callejón de algún lugar.... de alguna parte, tumbada en un sucio colchón, con un brick de vino barato en la mano, sucia, ebria.... 


E.M.D. (chagall )

                                                                   

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